El avance de la seguridad vial en México
El pasado 5 de junio se conmemoró el Día Mundial de la Seguridad Vial, una ocasión en la que siempre es enriquecedor mirar hacia atrás y reflexionar sobre el largo camino que ha recorrido el sector automotriz. También es una oportunidad para concientizarnos acerca de los desafíos que aún enfrentamos en México en materia de seguridad vial.
Es importante reconocer los avances logrados en cuanto a la implementación de medidas de seguridad vial, un concepto que se ha ido construyendo y que abarca desde la producción de vehículos hasta la seguridad en el tránsito y la protección de los usuarios. En este sentido, es relevante destacar la importancia de reducir los riesgos con el objetivo de salvaguardar la integridad de las personas.
Uno de los primeros avances que merece ser destacado es la notable reducción de fatalidades en accidentes de tránsito durante la última década. Según datos del INEGI, en el periodo de 2010 a 2021, se ha logrado reducir en un 38% el número de accidentes.
Este resultado es el reflejo tangible de las acciones llevadas a cabo por las autoridades, como la implementación de la NOM-194, que desde 2016 ha establecido requisitos más estrictos en cuanto a dispositivos de seguridad que deben instalarse en los vehículos.
Algunos ejemplos de estas normas incluyen el recordatorio de uso del cinturón de seguridad y las pruebas de impacto frontal y lateral. Aunque es ampliamente conocido que la mayoría de los accidentes viales son causados por factores humanos, estas medidas han contribuido significativamente a reducir la mortalidad y la vulnerabilidad de los usuarios ante situaciones imprevisibles.
En este sentido, es importante mencionar que la nueva norma NOM-194 SE-2021 establece requisitos que se exigirán gradualmente a partir del 1 de enero de 2024 a los vehículos modelo 2025. Además, se prevé que para el año 2026, los vehículos deberán contar con funciones más específicas, como monitoreo de llantas, sistemas de dirección en pruebas de impacto, sistemas de puertas y luces de freno de alta intensidad.
Otro aspecto que me genera optimismo es la protección en vehículos eléctricos y en aquellos que utilizan gas. La norma también contempla medidas para garantizar la seguridad en este tipo de vehículos, lo cual indica que nos estamos encaminando hacia un escenario en el que cada vez más adoptaremos el uso de vehículos eléctricos con una infraestructura adecuada.
Como mencioné anteriormente, es fundamental considerar la seguridad vial como un concepto que abarque la protección de los usuarios en todos los niveles.
Aunque se diseñen vehículos más seguros, si no se promueve una cultura vial que evite conductas de riesgo, como conducir bajo los efectos del alcohol u otras sustancias, o exceder los límites de velocidad, las mejoras tecnológicas en los vehículos no serán suficientes. Es necesario fortalecer la cultura vial en todo el ecosistema de movilidad de manera conjunta.
Por otro lado, uno de los grandes desafíos que enfrentamos en materia de seguridad vial se refiere a los robos en carreteras que afectan tanto a los usuarios de transporte pesado como a los conductores particulares. Hemos observado un aumento en los delitos de robo en las rutas comerciales importantes del país, lo cual tiene consecuencias económicas significativas y, sobre todo, pone en peligro la seguridad e integridad de los conductores.
El robo de un vehículo puede significar la pérdida irrecuperable del patrimonio de un mexicano, especialmente en un contexto en el que la oferta de autopartes es escasa debido a la falta de componentes esenciales para la fabricación de algunos modelos.
Además, el robo de cargamentos también tiene un impacto negativo en el sector, no sólo en términos económicos, sino también en la pérdida de competitividad internacional de México y la interrupción de inversiones extranjeras.
Esto último es algo que no podemos permitirnos después de décadas de esfuerzos para posicionarnos como una potencia manufacturera capaz de liderar la región en la producción y comercialización de vehículos.
La seguridad vial es una prioridad para la industria automotriz, por lo tanto, es crucial que sigamos colaborando para generar mejores mecanismos y políticas públicas integrales que promuevan una seguridad vial eficaz y vigente.
Invito a nuestros aliados de la industria y a todos los actores interesados a reflexionar sobre la seguridad vial como un impulsor del desarrollo del sector automotriz tal como lo conocemos hoy en día, y a reconocer que su eficiencia y diversidad son necesarias para continuar contribuyendo al crecimiento de México.
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